domingo, 4 de agosto de 2013

Del curso de "Perfeccionamiento" pianístico.

Citando a los Simpson: Hay dos grandes mentiras en ese título.

Hace unas semanas participé en un curso de "perfeccionamiento pianístico". Aquí un breve relato de la vivencia.

Sin entrar en detalles en la falta de organización, el curso fue una pérdida de tiempo.
Se le hizo mucha difusión (ya que antes sólo uno se enteraba por algunos –muy pocos- compañeros músicos) en esta ocasión se compartió la información en Facebook y demás páginas de redes sociales.

Envié mi solicitud y anexé mi video, nadamás por no tener nada qué hacer… cuando dos semanas después me mandan un correo para decirme que se cambió de horario. A lo que respondí que ni si quiera me respondieron de recibida mi solicitud y que ni sabía si participaría. Después me mandaron otro correo (de una persona diferente) diciéndome el curso sería otro día. Mandé correos a ambas personas para preguntar que cuál sería el horario oficial.
Me respondieron que serían sólo dos días de 5 a 9 pm y que sí había sido aceptada.

No sabía si ir o no al curso porque bueno, uno ya conoce la fama de ese señor, que sólo habla por hablar, grosero, maleducado y patán… Hasta mi maestra de piano me dijo “ve con mente de teflón, no dirá nada nuevo, pero te servirá de fogueo”

En lo personal, le tenía miedo a ese señor y pensé que la mejor manera de enfrentar a los miedos es enfrentándolos. Y con esta mentalidad decidí presentarme al curso.

Llegué 10 minutos antes de lo citado y el personaje (la verdad ni poner su nombre vale la pena) llegó 15 minutos después. Al sentarnos, ni saludó ni nada, lo primero ¿quién pasa a tocar? Sin entrar en detalles de los intérpretes, cuando fue mi turno, presenté el primer movimiento de la Sonata Waldstein del compositor alemán Ludwig van Beethoven. No diré que fue mi mejor ejecución, pero tampoco fue la peor. Es una obra que he tenido muy trabajada. Antes de tocar el señor me preguntó que de dónde venía a lo que respondí que de la Escuela Nacional de Música, posteriormente me preguntó con quién había estudiado. Al decirle pude ver cómo le cambió la expresión totalmente, de un Andante con moto a Allegro furioso… (Ya sabía que esos dos maestros no se llevaban bien, que por alguna razón tuvieron problemas ¿quién no tuvo problemas con este hombre?, por Dios)
Al final de mi interpretación lo primero que preguntó fue la edad, cabe mencionar que en NINGÚN curso que he tomado preguntaban la edad, sino que se tocaba el tema de lo musical. 25 años -dije y preguntó que hace cuánto tiempo tocaba piano… (who cares!)

En menos de lo que uno toca un acorde dijo “Pues es un milagro que puedas tocar algo porque a tu edad” (Uuuuyyy ahora resulta que vivimos en una realidad donde sólo los que nacieron tocando pueden tocar sonatas de Beethoven o en general el piano).
Me pidió que empezara y a los 4 compases “no”. El señor nunca se supo expresar con palabras (ni a mi ni a otros) y apenas se levantó de su asiento para dar alguna indicación. Total que me pedía que tocara un pasaje “polifónicamente” es decir, dejando un dedo pegado, que por que según duraba más de lo que tocaba… leí bien la partitura y eso no era cierto. Ahora resultó que el hombre no sabía leer, y me pedía algo que ni estaba escrito y peor aún: incorrecto. Para llevar la fiesta en paz lo hice como pidió y seguí adelante.
Seguí tocando y me dijo "eso suena a matracas, ¿sabes lo que son las matracas? Esas que llevan a las marchas ¡que viva el PRI, que viva el PRI!" Pff. Cosa que también dijo a otro intérprete.
No pasamos de la primera página cuando se acerca, me cierra la partitura sin decirme nada. Me le quedo viendo y dice: Vamos a tomar un descanso de 20 minutos.

Fin del “curso de P-e-r-f-e-c-c-i-o-n-a-m-i-e-n-t-o”.

¿qué cómo me fue? ¿cómo me sentí? 0°, ni frío ni calor, ni bueno ni malo.

Al salir del curso (por cuestiones personales tuve que salir 30 min antes de que terminara) pensé en lo sucedido. Y me dio tristeza ver cómo es que las personas que no tocaban tan bien, o que iban al curso a estudiar, leyendo partitura, sin poder iniciar donde se les indicaba, fallando una y otra vez tuvieran mayor reconocimiento o mayor tiempo de clase que los demás se me hizo una basura. Pero bueno, tomándolo de quién viene llegué a la conclusión de que no valía la pena regresar al día siguiente para sonreír y reírme de sus “bromas” tan sin sentido sólo para quedar bien. No necesito quedar bien. Pensaba que mi ejecución sería la que hablaría por mí. Pero es evidente que si estudiaste con alguien que no le cae bien, que si tienes más edad es tirar el tiempo a la basura porque finalmente esas personas no llegarán lejos como intérpretes. No sabía que el curso era exclusivo para pianistas menores de 20 años (¡jaja!) que tocan desde el vientre materno.

Pero una cosa qué fue realmente irritante fue la hipocresía, que algunos mentían sobre su edad, el tiempo que llevaban estudiando y comentarios como “es que no he estudiado nada, apenas me avisaron” y demás como para tratar de “mostrar” su nivel sin haber estudiado, o sin haberse preparado era superior. La verdad al vivir eso me alegré de haberme alejado de ese tipo de ambiente hace mucho tiempo. Tan lleno de presunción y falsedad.

En fin, ése fue el breve relato de la vivencia “musical”. Al que finalmente entré para que no me digan y no me cuenten cómo es tomar “cursos” con ese señor.

Fin del comunicado, que me sirva mi nota para releerla en un tiempo y volverme a reir de lo sucedido.