viernes, 8 de diciembre de 2017

Bodorrio. Parte 1

¿Por dónde empezar?

Pues sí, me casé o mejor dicho nos casamos.

Después de más de un año de planeación el gran día llegó y no podría estar más feliz y emocionada. Ya que no sólo me estoy casando con mi pareja, sino con mi mejor amigo y no podría pedirle nada más a la vida.💗

Si, ya sé que algunos de ustedes que me conocen saben que nos casamos por el civil hace algunos años cuando nos fuimos a vivir a Inglaterra pero era importante para nosotros casarnos por la iglesia y además hacer un festejo a lo grande con todos nuestros seres queridos.

Todo empezó aproximadamente en noviembre del 2016 cuando decidimos ponerle fecha al asunto, así que ahí empezó todo. Y decidimos que sería el 18 de noviembre del 2017.
Cuando no se tiene la experiencia al planear una fiesta de ésta magnitud cree que todo va a ser caótico y horrible así como nos hacen ver en las películas y demás pero en realidad creo que nos fue bastante bien. Aunque nosotros por ser de diferentes entidades primero debíamos llegar a un acuerdo para la locación debido a que hacer que media fiesta se moviera de estado no iba a ser cosa sencilla tuvimos que pensarlo cuidadosamente y elegir la mejor opción para los invitados.
Una vez decidido el lugar empezamos a escoger la iglesia y ya lista sólo fue cuestión de apartar el día y la hora a la que queríamos la misa.

En enero entramos al gimnasio para ponernos fit, jaja. El #weddingchallenge.😏

Ya que tuvimos fecha avisamos a nuestros amigos cercanos y familiares. Todos estaban muy emocionados por lo que sería la boda más esperada.
Y lo que pensaba que sería una de las tareas más complicadas resultó ser de lo más rápido que había imaginado: El vestido.

Sí, para muchas mujeres el vestido es lo más importante y se debe elegir con mucha anticipación, probarse miles y miles de vestidos hasta encontrar el indicado.
Primero fui con una amiga a ver algunos y me probé como 4 ese día, algunos muy bonitos otros la verdad no tanto e incómodos. Nunca me había probado vestidos de novia y entrar en ellos era muy cansado. Y ya casi para irnos ahí estaba. Estaba en un maniquí en la vitrina el vestido más hermoso que hubiera visto. Entramos a preguntar y #fail no tenían mi talla.
Al menos le tomé una fotografía con el teléfono para recordarlo.

Un día después de un desayuno entre amigos fuimos nuevamente a ver vestidos y llegamos a una tienda muy elegante, donde al entrar había un candelabro enorme, una fuente al fondo y a los costados vestidores y muchos vestidos colgados.
Pregunté enseñando la fotografía del vestido soñado y dijeron que ellos tenían ese diseño. Yeiiii! Fueron a buscar mi talla y cuando me lo probé sentí algo hermoso. Siempre pensé que cuando las mujeres se ponían un vestido y lloraban lo hacían por payasada pero no, jaja. En realidad si suceden esas cosas.
👗

Fue como en Harry Potter 1 cuando Harry va a la tienda del señor Olivander a conseguir la que sería su varita y le dice Olivander “tu no eliges la varita, ella te elige a ti” pues algo así sentí con el vestido. Definitivamente era el indicado. El costo era razonable, además siempre hacen descuentos si lo pagas en una sola exhibición.

Claro que primero se debe tener en cuenta el presupuesto para el vestido ya que hay de muchos precios. En mi caso no tuve idea de un presupuesto así que viendo en diferentes boutiques me fui dando una idea de los costos y sobretodo los materiales que fueran de buena calidad y la hechura. Así que en realidad no tuve un presupuesto inicial pero sí sería conveniente tenerlo.
Ese día era 20 de enero.

Obviamente el vestido se pidió en otra talla (menor a la que me había probado) y aunque la boda fuera en noviembre esas cosas siempre se deben hacer con mucha anticipación porque –según- los hacen en Europa y llegan a México en un promedio de 6 meses (la verdad no sé por qué tardan tanto, pero bueno…). Así que no tendría el vestido hasta muchos meses después. Lo siguiente era conseguir los zapatos y joyería que se usaría. Pero eso pasó después.


Antes de buscar un salón o jardín debíamos saber más o menos cuántas personas asistirían al festejo y nos dimos a la tarea de realizar nuestras listas de invitados. Fue tardado porque si invitas a una persona a veces debes invitar a otras más y la lista se va haciendo interminable.
¿Con niños o sin niños? En nuestro caso decidimos que fuera un evento sin niños ya que la lista aumentaría mínimo a 40 invitados más, y una boda no es un evento infantil, además platicando con unas amigas todas dijeron que era mejor ir sin niños porque ellas como mamás estarían más al pendiente de ellos que de disfrutar la fiesta. Y si haces una boda con niños debes contratar servicios especiales para ellos para que no estén corriendo por todo el salón y demás. Así que la decisión fue muy sencilla: No niños.

Una vez decidido el número de invitados y teniendo una lista preliminar de invitados ya era momento de ver el lugar de la recepción. Algunos lugares eran bonitos, otros no tanto y todo lo estuvimos haciendo vía internet, por lo que fue importante que los salones tuvieran página web, o mínimo Facebook. Utilizando una aplicación llamada “Bodas.com.mx” fue sencillo contactar a los salones y preguntar sobre los servicios que ofrecen
.
Después de varias semanas revisando lugares presupuestos y demás elegimos 3. Así que ya estábamos cerca.

Tuve la fortuna de contar con Wedding planner ❤ quien me ayudó en todo momento y al estar nosotros lejos del lugar de la fiesta ella nos hizo el enorme favor de ir a ver los salones para saber cuál de los tres nos convenía e iba más con nuestro concepto.
Sí, un concepto. Ella nos preguntó qué teníamos en mente para nuestra boda, si queríamos que fuera en estilo vintage, moderno, minimalista, algún tema en especial, etc. Lo cual fue nuevamente un suceso que no teníamos ni idea.

Lo primero que nos vino a la mente fue la música por mi profesión pero pensé que se vería algo infantil, como kínder o algo así el tener notitas musicales en la decoración y demás así que mejor buscamos otra opción y se nos ocurrió hacerlo del universo y la astrofísica por la profesión de mi esposo. Eso se nos hizo muy original y ambos quedamos contentos con la idea.

★✩✵🌠🌟

Ya con el concepto nuestra wedding planner nos ayudó enviándonos gamas de colores y otras ideas muy interesantes para que fuera tomando forma.
Elegimos el salón que nos gustó más y empezamos con los depósitos para apartar fecha y firma de contratos. Eso sí, es muy importante firmar contrato con todos los proveedores.

Una de las cosas que tuve claro desde el inicio fue que quería invertir en fotografía 📷 porque para mi es muy importante tener los recuerdos plasmados en imágenes. Y de nuevo a buscar ahora fotógrafo. Estuve más de dos semanas pidiendo books de cada uno de ellos y revisándolos junto con mis amigos fotógrafos para elegir el estilo que más fuera con nosotros y nos convenciera más.
Finalmente elegimos un fotógrafo y curiosamente él también documentó la boda de un conocido. Lo contacté y empezamos a platicar sobre la boda. Además de cubrir el gran día le pedí que también nos hiciera una sesión previa el “save the date” la cual sería en abril.

Elegir damas de honor fue una tarea sencilla, lo que no fue para nada sencillo fue que entendieran el color del vestido. Algunas de ellas sí se conocían y otras no porque además vivían en diferentes ciudades pero eso no impidió que hubiera una buena relación entre ellas.

Hicimos un grupo de Whatsapp y estoy agradecida porque me apoyaron en muchos momentos, menos al elegir el color que ellas utilizarían. Nos dimos cuenta que dependiendo el celular que tuvieran el tono del vestido se veía diferente. Al final todo salió bien y todas se veían hermosas.
Por marzo más o menos empezamos a hacer llamadas a todos los invitados para invitarlos y saber si irían o no para así tener gente confirmada y que desde ahora fueran apartando la fecha.

 Así se fue modificando poco a poco nuestra lista inicial. Y también en Marzo me reuní con el fotógrafo para platicar sobre lo que queríamos y él estaba interesado en escuchar nuestra historia de amor, cómo nos conocimos y un poco de nosotros para hacer esa conexión. Él resultó ser muy agradable y súper accesible estoy muy contenta ya que empezamos una linda amistad.

En abril fuimos a buscar props (utilería) y atuendo para nuestra sesión de “Save the date” la cual ya estaba agendada y decidimos hacerla en la Ciudad de México en Coyoacán, porque ahí fue donde nos hicimos novios y por eso es un lugar muy especial para nosotros.

Llegamos a la CDMX desde un día antes para que todo estuviera en orden y el día de la sesión nos despertamos muy temprano ya que la cita sería a las 7:30 de la mañana en Coyoacán.
Llegamos y empezó la sesión. Aquí comparto algunas de nuestras imágenes.





Y por faltar aún mucho por relatar éste es el final de la parte 1.

viernes, 13 de mayo de 2016

Festival de Mayo. Gergely Boganyi


El pasado miércoles 11 de mayo fui a un recital de piano que fue organizado con motivo del "Festival de Mayo" que se realiza cada año en Jalisco, México.
Fue triste y decepcionante al mismo tiempo ya que todo indicaba de no debía asistir:
Ese mismo día pero horas antes, hubo un temblor que sacudió (literal) la mayor parte de Zapopan y Guadalajara, municipios del estado de Jalisco. No me voy a detener en los detalles del temblor y me limitaré a decir que: estuvo feo.

Al llegar al Teatro Degollado, recinto cultural de Guadalajara, noté que había gente esperando en la puerta principal. Así que me acerqué para preguntar a qué hora nos dejarían ingresar y las señoritas que trabajan en el teatro me dijeron que no sabían ya que por el temblor había unas personas de protección civil que revisarían el lugar para ver si estaba en condiciones adecuadas para realizar el concierto.

El concierto debía empezar a las 20:30 hrs. Pasaban de las 21:30 y no se sabía aún si entraríamos o no.

Al fin se abrieron las puertas y nos dejaron entrar, pero como la mayoría de las personas ya eran de edad avanzada nos tardamos más en entrar.

Me quedé realmente sorprendida al ver tanta gente interesada en un recital de piano porque aquí en Jalisco casi no hay oferta cultural de ese tipo y si hay tanta demanda debería haber más propuestas culturales.
Señoras que iban con peinados como si acabaran de salir de la estética, señores de traje y corbata, jóvenes muchachos con atuendo de gala, lo mismo que las muchachas y sus vestidos fufurufos. En resumen: gente nice

Primera llamada, gente hablando...
Segunda llamada, gente hablando...
Tercera llamada, sale el pianista y la gente sigue hablando.

El programa iniciaría con los 4 Impromptus de Schubert D. 90.

Los primeros ¿qué serán? 20 segundos, la gente seguía platicando como si estuvieran en la plaza cívica. De verdad fue muy molesto ver que no hay ni tantita consideración al pianista y a las demás personas que estábamos interesadas en escuchar la música.
Una señora que estaba frente a mi no dejaba de platicarle algo -seguramente sin importancia, es decir, pudo esperarse a los aplausos para platicar- y tuve que pedirle que guardara silencio.

Empieza el pianista y ¡Qué barbaridad! El piano desafinado. Pena ajena que me dio. ¿Cómo es que no lo afinaron antes del concierto? ¿Acaso el pianista no probó el piano antes?
En fin, eso siempre descontrola pero uno como intérprete debe saber anteponerse a este tipo de situaciones y dar lo mejor de sí.

Al terminar el segundo Impromptu, el pianista se para, agradece y sale del escenario ¿? obviamente la gente aplaudió y rompió la atmósfera que se crea en todos los conciertos.

Regresa al escenario, interpreta las últimas dos piezas de Schubert y al terminar el público grita (si, GRITA) y aplaude como si no hubiera un mañana. En realidad no fue la mejor interpretación que he escuchado, mas bien me pareció un nivel equis fue como escuchar a algún compañero de la escuela en su recital de final de semestre.

Bueno, hay que ser tolerantes -pensé- y siempre me reanima escuchar a Beethoven y qué mejor con la siguiente pieza: la monumental sonata op. 53 "Appasionata".

Antes de empezar, el pianista solicitó que se le cambiara el banquillo del piano y ya con el "nuevo" intentó elevarlo a su altura deseada y ¡sorpresa! el banco no servía.

Ya resignado con un banco que no funcionaba y un piano desafinado Boganyi empezó a interpretar esta sonata y después que la gente recordó que estaba en un concierto y no en el mercado, al fin pude escuchar con atención.

Primer movimiento. Para mi gusto el tempo que tomó fue bastante rápido y con lo cual se quita gran parte del dramatismo que tiene esta pieza con el tema principal. Notas falsas, para realizar los cambios abruptos de un Forte a un piano utilizó en exceso el pedal de una corda . Lo cual no me parece un buen recurso y mucho menos de un supuesto pianista de "Talla internacional".

Al terminar el este movimiento, algunas personas del público empezaron a aplaudir como focas en show de algún parque acuático y a gritar nuevamente. Naturalmente algunas personas -incluyendo al pianista- nos quedamos desconcertados al ver tanta falta de modales. Si hubiera traído un monóculo, seguramente se me hubiera caído de la impresión.

Segundo movimiento: nada expresivo, tempo rápido y debido al uso excesivo del una corda se perdía mucho del fraseo de este hermoso movimiento.

La ventaja que tiene este segundo movimiento es que al igual que la sonata op. 51 "Waldstein" (entre otras) el segundo movimiento attaca súbito al tercer movimiento así que no hubo aplausos desmedidos en esa transición. Pero aún así la gente no sabe que debe apagar sus celulares o de menos ponerlos en silencio porque no falla que en los momentos pianissimo siempre sonará alguna alarma o un molesto ringtone seguido de los molestos "shhhhh" de otros escuchas.

Yo pensaba que era una sonata realmente complicada, pero estas últimas semanas que decidí empezar a estudiarla me di cuenta que técnicamente no es imposible, si requiere mucho trabajo, como todas las sonatas de Beethoven pero con dedicación y buen estudio no es difícil realizar una buena interpretación.

Una de las decepciones más grandes del concierto fue la CODA de esta sonata. Notas falsas por doquier, pedal embarrado, silencios inexistentes y que ni van de acuerdo con la estética Beethoveniana y cuando por fin terminó muchos de los escuchas saltaron como si en sus asientos hubiera un propulsor de ese que se ven en las películas de acción cuando los pilotos de algún avión salen expulsados para después descender con paracaídas.

Gritando, literal GRI-TAN-DO ni si quiera "bravo" sino "UUUUUU" "AAAAAAAAAAA" Por un momento pensé que estaba en un universo paralelo donde se le grita a los pianistas como si estuvieran en un concierto de algún ranchero o cantante pop. Entonces no sé si me indigné mas por tanto vitoreo y jolgorio o por una interpretación mediocre o ambas.

Llegó el intermedio

La siguiente parte inició con la Sonata de Bartók (que se pronuncia Bártok, con acento en la A, aunque se escribe con el acento en la O). Es una obra fácilmente de disfrazar los errores porque la mayoría de las personas no están acostumbradas a las disonancias, lo que no me gustó es que cada vez que aparecía el tema principal no lo hacia notar, fue una interpretación plana. Como se veía que tocaba muchas notas y la mayoría rápidas, el público estalló el aplausos al terminar el primer movimiento. (aquí iría la imagen de facepalm ).

El segundo movimiento era la indicación para que el señor que estaba frente a mi empezara a abrir un dulce con la envoltura más ruidosa que pudo conseguir y el pianista parece que solo leyó la segunda indicación: pesante.

El tercer movimiento fue el mas decente de los tres, acentos bien marcados y el tema principal se notaba en cada una de las apariciones, al terminar, nuevamente el público gritando y aplaudiendo hasta que las manos les sangraran (jaja, casi).

Para finalizar había dos estudios de Liszt y una Rapsodia.

Los estudios:

Un sospiro y La leggiereza No tengo nada que decir, mas que siento que eran las piezas mejor preparadas para el concierto. Me queda claro que tocar Liszt es muy complicado, sobretodo si se hace bien. Pero aún así no es de mis compositores favoritos, reconozco su genialidad pero no me emociona como otros.
Ambos estudios hicieron honor a sus respectivos títulos.

Sobra decir que el público seguía aplaudiendo entre pieza y pieza.

Al terminar con la Rapsodia ESPAÑOLA decía en el programa, pues de Española no tenía nada ya que interpretó la Rapsodia Húngara número 6. ¿De quién habrá sido este error? y ¿por qué nadie corrigió o el mismo pianista dijo que habría un cambio en el programa?

En fin, esa Rapsodia me gusta sobretodo al final cuando el tema está octavado en la mano izquierda y la mano derecha hace arpegios descendentes.
Nuevamente fue una interpretación buena aunque para mi gusto sobrada de rubato .

El público de pie, vitoreaba como si estuviera en el jaripeo, gritando, aplaudiendo... poco faltó para que empezaran a gritar "otra, otra..."
Después de un rato Gergely Boganyi regresó para regalar no uno, ni dos, sino TRES encores: valses de Chopin; de los cuales ninguno tenía el acento adecuado para un vals (que alguien le diga que un vals no es lo mismo que una Mazurka).

Al salir estaba triste, enojada, indignada porque esto es lo que nos ofrecen en un festival internacional y así no hay muchas esperanzas ni para educar al público ni para apreciar la buena música.

La gente iba muy presentable, arregladísima pero me queda claro que aunque lleguen con la ropa más fina, su nivel cultural anda muy pero muy por debajo del promedio. Algo que se me ocurre es indicar al inicio del concierto que se apaguen los celulares y que no se aplaude entre movimientos. Incluso dar pláticas de difusión previas a los conciertos (obviamente sin costo) donde se explique lo que es un movimiento, por qué no debe aplaudirse y otros "modales" que existen en el ámbito de la música clásica y así todos estaríamos contentos. Aprenderían a apreciar como se debe la música, porque si saben un poco más de la historia el contexto y el por qué de las obras, es más fácil entender.

En fin, probablemente todo esto sería una utopía.




martes, 10 de junio de 2014

Del río y la fruta

La fruta quiso ser cisne


Hoy como la mayoría de los días, tomo mi bici y me voy a la alberca en la que me inscribí hace unos meses.

Después de mi rutina de natación, salí del deportivo y pedaleé hasta el mercado por que como siempre: prefiero comprar fruta y verduras frescas. Además, ayer que fui al mercado no encontré por lo que fui hoy: una papaya.

Después de mis compras en el mercado ya no tenía nada que hacer en el centro de la ciudad (y con mucho tiempo libre el día de hoy) decidí tomar la ruta panorámica para regresar a mi casa, es decir, la ruta que me lleva por el río.

Al ser un día tan lindo, lleno de nubes espojosas, cielo azul y sol. Decidí quedarme un ratito en el río a ver a los patos y cisnes nadando como siempre.

Dejo mi bici de pie y me siento en uno de los escalones que están a la orilla del río.



La foto es de ayer, pero es para que vean cómo son los escalones y la parte en la que estaba con mi bicicleta.


Entonces justo cuando me siento para ver el río, saz! que se cae mi bici, yo creo que por que los víveres que compré y dejé en la canasta que tiene en el volante. Lo peor no fue que se cayó mi bicicleta, sino que al hacer ruido todo mundo volteó a ver (sí, había mucha gente por ahí) y ¿entonces qué fue lo peor?

Que mi papaya se fue rodando por los escalones hasta el río. Algunas palomas que estaban por ahí volaron, los patos nadaron e hicieron ruido, o sea que si alguien no escuchó la estruendosa caída de la bicicleta, seguro escuchó a toda la fauna y fue ahí cuando vieron que mi fruta flotaba por el río.

Demonios...

No supe que hacer. Levanté mi bici, miré la papaya que ya era libre y nadaba cual cisne, dejándose llevar por la corriente. Mientras yo, a la orilla del río, viéndola como quien desea algo que resulta imposible tener.
Cada vez más lejos, cada vez más libre.

Entonces un chico que estaba cerca de mi se me acerca y me dice que cree poderla agarrar. Toma su patineta e intenta acercarla. Un intento en vano. Me dice que debería cruzar para intentar agarrarla del otro lado.
Pero por aquí no dejan cruzar,le digo desilusionada.

Pienso que es mejor dejarla ahí y resignarme a no comer fruta ese día. Pero luego pienso que está muy cara, jajaja. que cuesta £4.50 (como 100 pesos mexicanos) y que no la dejaría ir tan fácilmente.

Sigo pensando cómo podría acercarla y recuperarla, cuando el chico que me ofreció ayuda dice que él cruzaría por la pequeña presa que detiene el agua.

El muchacho era un filipino muy chistoso, gordito, con los pantalones a media nalga, se le veían sus calzones (naranja mírame a fuerza), su bigote a medio crecer, todo despeinado... en fin, todo un personaje. Y creo que estaba ebrio o drogado. Jaja.

Se quita su chamarra y la deja en el suelo, me encarga su patineta y se cruza de un lado a otro. Se agacha y logra recuperar mi fruta. ¡Si! Misión cumplida. Se sienta en el pasto y ahí se queda un momento y me dice "¿te la aviento?" Nooo, no la vaya a tirar de nuevo, jeje. Ya se regresa muy valiente, como quien ya domina ese camino y yo al querer darle su chamarra no se como, pero se me cae su celular, dinero y llaves que tenía en alguna de sus bolsas. ¿Por Dios! Más verguenza, por que mientras todo eso sucedía toda la gente veía muy atenta el desenlace.

Le di las gracias y me fui. Entre miradas y risas de los espectadores.

martes, 25 de marzo de 2014

Concierto Beethoven

Calidad Europea

Hace un par de semanas, cuando recién llegué a Inglaterra, mi esposo y yo nos enteramos de un concierto que daría la Royal Philarmonic Orchestra, aquí en el centro de Cambridge. Fui a comprar los boletos para el evento que sería al día siguiente.

En la cartelera decía que las personas que tuvieran boleto podíamos asistir a la "Pre-concert talk" que se daría en el hotel C.

La plática consistiría en una introducción a las obras que se tocarían en el programa. El cual fue:

Obertura Coriolan
Piano Concerto 5 "Emperador"
Sinfonia 7

El solista sería el pianista británico John Lil que está realizando gura especial por su cumpleaños número 70.
Y el director de la orquesta Paul Daniel.



La plática fue de viejitos, la verdad. No dijo nada que no supiera, era una plática para melómanos neófitos. Pero dieron té o café y galletitas, eso fue muy bueno.

Dicha plática no duró más de una hora, y de ahi nos fuimos caminando a la sala de conciertos que está a una cuadra del hotel C.


Cambridge Corn Exchange (sala de conciertos)

Al entrar nos fijamos hacia dónde debíamos ir para tomar asiento, creíamos que no se llenaría e auditorio, pero sorpresa! Sí, se llenó. Yo creo que cabían talvez 2 mil personas. Incluso más.

En fin, el concierto inició y de verdad que quedé impresionada por la calidad de los músicos. La obertura Coriolan no es de mis favoritas, pero sí me gusta. (Hubiera preferido la Egmont) En fin, después de la obertura como siempre, a mover sillas por que tienen que acomodar el piano en el centro "El rey de los instrumentos" jejeje.

Salió el pianista y PRAAAAAAAAAAAAAAAAAA (acorde inicial del Emperador). Ah, mi corazón latía tan rápido, me sudaban las manos. De verdad, que fue una ejecución maravillosa. Ni una nota falsa. Tempo giusto. (Aunque el segundo movimiento lo sentí un poquitito rápido, pero bastante bien. El tercero, wow... ni hablar, tomaron un tempo muy rápido.
He estado leyendo la partitura, medio la he machucado y es una obra compleja. Quedé impactada por el virtuosismo del pianista y sobretodo de los cornos. Por que fue la primera vez que escuché a unos cornos tan afinados.

Este concierto, el Emperador es muy especial para mi esposo y para mi, por que el día que fuimos a un concierto donde lo tocaron fue el día que nos hicimos novios. Ay qué cursi. Pero sí, y por lo mismo tiene un gran valor sentimental para ambos.



La acústica de la sala era muy buena. Fue muy emocionante. Lo que no me gustó fue que no hubo encore.

Intermedio.

Quería ir al baño, pro mucha gente salió y pensé que habría muchas señoras británicas esperando usar el Toilete por lo que deicí aguantarme. Bueno, al final ni me aguanté porque también vi que la gente regresaba a sus lugares con helados y bebidas. ¿por qué todos traen helados y/o bebidas? Yo quiero una. Así que fui al baño y luego bajé al Lobby donde efectivamente vendían bebidas, comida, helados... me acerqué y compré un helado. (Aún no me familiarizo con las monedas de acá, así que tardé un poco en pagar, como niña chiquita preguntando ¿con esto me alcanza?)

Compré un helado de chocolate. Y lo que siguió en el concierto, la séptima sinfonía del Maestrísimo me hizo muy muy feliz. Pensar que estaba escuchando una orquesta de la que tengo muchos discos allá en México, un programa 100% Beethoven, junto a mi amado esposo, comiendo un helado de chocolate. No podía pedir mas. Sólo sentía las endorfinas inundando mi cuerpo.



A pesar que la sala estaba repleta y muchos traíamos comida, no se escuchaban ruidos molestos de bolsas, gente que habla. Para nada. Creo que hay mucha cultura de cómo debe uno comportarse en un concierto de música clásica.

Me gustaría repetir la experiencia, talvez con otra orquesta o música de cámara, ya que acá hay muchos eventos en diversos museos. Sólo que algunos son algo caros. Este concierto me parece que nos costó casi 45 Libras. Pero como dice mi esposo: total, no es diario. Y ya tendremos oportunidad de asistir a otros eventos.

Por cierto, perdí los boletos así que sólo me quedó de recuerdo el programa y estas líneas que escribo junto con las fotos.

lunes, 24 de marzo de 2014

Titulación piano

Entre aplausos y flores


Estaba viendo el blog y juro que había hecho una entrada sobre mi examen profesional.Pero probablemente lo soñé, o estaba tan endorfinosa que sólo lo imagine.

Como sea, aquí va el relato de aquél día. En Septiembre del año pasado, 2013 presenté mis dos exámenes para obtener mi título como Lic. En piano.
Me dió mucho gusto poder cerrar el ciclo que empecé hace poco más de 10 años cuando decidí que quería ser pianista.

El examen se dividió en dos partes: teórico y práctico. La parte teórica es una breve exposición sobre la tesis o "notas al programa" que es una investigación sobre el repertorio que se tocará en el examen práctico, que es el recital.

El programa fue el siguiente:

Suite Inglesa n° 5 en Mi menor de J.S. Bach
Sonata Op. 53 en Do mayor de L. van Beethoven
INTERMEDIO
4 visiones fugitivas Op. 15 de Clara Schumann
Toccata Op. 11 de S. Prokovief
Ecos de México, Capricho de concierto J. Ituarte


Era un programaba bastante ambicioso y largo, no apto para cardiacos. Jaja!
Lo que sí es que para poder tocarlo tuve que hacer mucha condición física por que era un programa pesado, que de inicio a fin duraba casi hora y media.

Todas las obras fueron un reto para mi.

Empezar con Bach siempre se me ha hecho algo muy complicado, y más siendo una obra tan extensa.
La sonata Waldstein desde siempre me ha fascinado, y poder cumplir el sueño de tocarla en mi examen ha sido algo genial. Recuerdo que cuando la conocí la quise tocar, pero no tenía el nivel suficiente para hacerlo. Recuerdo que mis maestros me decían que esa era una sonata para los "grandes" entonces me dije que la titulación la tocaría.
Las obras de Clara Schumann también fueron complicadas, debido a las extensiones que utiliza, acordes muy grandes. Además, está llena de polifonia y siempre es un reto destacar la melodía en las voces intermedias. Al final quedé muy contenta con el resultado. También por que casi no se tocan obras de ella y creo que debería difundirse más su obra.
La Toccata de Prokofiev, es una obra loca. Totalmente. Recuerdo que al estudiarla terminaba con dolores de cabeza por tanta disonancia, al final fue la obra más complicada del examen y curiosamente la que duraba menos.
Finalmente los Ecos de México de Julio Ituarte. Es una obra muy linda, llena de piezas tradicionales mexicanas pero con ese toque Europeo lleno de virtuosismo. No por nada fue uno de los primeros nacionalistas para la música académica mexicana.

Peinado, maquillaje, vestido, zapatos. Todo listo para el gran día.

Llegamos temprano a la sala donde sería el concierto, junto con un amigo quién hizo la grabación profesional. Checamos últimos detalles, distancia del piano, inclinación, banquito, sonido, micrófonos, etc.

Primera llamada.
Respira, tranquila, llega una maestra a desearme lo mejor y me regaló unos aretes bellísimos.

Segunda llamada.
Entra mi maestra, me da la bendición, jeje.

Tercera llamada.
Se apagan las luces de la sala, el público guarda silencio. Salgo a tocar.



En el momento del intermedio me sentía con tanta emoción, adrenalina, endorfinas... que ya quería salir de nuevo.
Regresando del intermedio para terminar la segunda parte había más gente, para ser domingo a medio día había mucha gente.

En esos momentos uno no está viendo quién está y quién no, es sólo para disfrutar el momento.

Recuerdo cuando estaba por terminar el concierto con la obra de Ituarte me sentía tan contenta de haberlo logrado. Y dar el último acorde. Escuchar los aplausos, ver al público sonriente, emocionado. Es por lo que vale la pena todo el estudio y tiempo invertido en el repertorio.

Una de las cosas que más me gustó fue poder compartir el momento con tantas personas que quiero, amigos, alumnos, familiares, conocidos, etc. Me sentí muy contenta.

Por si fuera poco me dieron tantos regalos y tantas flores que al final ya casi ni cabían en el coche.

Después del evento algunos nos fuimos a comer a uno de mis restaurantes favoritos para celebrar.

Fue un gran día.


miércoles, 19 de marzo de 2014

British way.

Donde todo es al revés




Algunos saben la historia que hubo detrás de todo este asunto, otros no. Así que sólo resumiendo: fue un caos.
Uno pensaría que los ingleses son una sociedad acostumbrada a hacer las cosas bien, eficiente y correcta, pero en cuanto a la burocracia... la realidad es otra.

Después de obtener mi VISA para poder residir en el Reino Unido, fui inmediatamente a la agencia de vuelos para reactivar un vuelo que tenía pendiente, y a los dos días ya estaba en el avión, lista para vivir la aventura junto a mi señor esposo (sí, ya soy oficialmente señora, me les casé en noviembre del año pasado :D )

En el aeropuerto todo normal, mi familia me fue a dejar y poco a poco fueron llegando mis amistades más cercanas para despedirse. Fue un poco difícil ya que como dije alguna vez, no se puede meter toda la vida en una maleta que pese menos de 32kg (para no pagar sobreequipaje) así que como siempre: las despedidas son difíciles y uno no quisiera dejar atrás a las personas que uno quiere.

Me sentía un poco tensa, así que como me dijo una amiga: al subir tómate unas copitas de vino para que te relajes y te duermes. En efecto, eso hice. Ya un poco alcoholizada y a más de 10 mil pies de altura, me quedé dormida. Sólo despertaba ocasionalmente para cambiar la carpeta de música del Ipod.

Finalmente nos despertaron para servir el desayuno, que nunca me ha gustado el desayuno que sirven en los aviones... El piloto indicó que estábamos próximos a aterrizar. Ya abriendo las ventanas se alcanzaba a ver un hermoso paisaje, de una ciudad donde aparentemente hay mucho pasto. Después de dar un par de vueltas (debido al tráfico que habría en el aeropuero) aterrizamos.

Tomé mi equipaje de mano y me dirigí a las dichosas ventanillas de migración donde pasé sin ningún problema. Fui a donde estaban las maletas y esperé un par de minutos hasta que apareció la mía. Pedí ayuda a un señor para bajarla de la banda giratoria por que pesaba mucho y como podría una persona con una mochila y una maleta de 30kg correr, corrí hacia la salida para reunirme con mi amado esposo a quién tenía un mes de no ver.

Nos saludamos efusivamente, y salimos para tomar el autobús que nos llevaría a la ciudad en la que vivimos: Cambridge.
Después de unas horas en el autobús llegamos y pude sentirme al fin en casa. Lo cual me hizo muy feliz. Hicimos una deliciosa cena para festejar mi llegada.

No voy a decir que todo aquí en el primer mundo es mejor, ni peor. Lo que sí, es que todo es diferente. Y son esos pequeños detalles los que me hacen sentir extraña. Por ejemplo la forma en la forma en la se abren las llaves de los lavamanos y también las cerraduras de las casas también son al revés.

Es bien conocido que en Inglatera manejan por la derecha, y en realidad uno no le da mucha importancia, claro que al caminar y cruzar las calles uno debe tener mayor precaución. Pero ayer me di cuenta que sí es muuuucho muy complicado ya que ayer tuve un pequeño paseo en bicicleta por el centro de Cambridge y debo decir que me he tensado. Sobretodo por que tienen tantas glorietas para seguir el sentido de la calle "al revés". Sí me dió miedo.

Lo que me gusta mucho de aquí es vivir cerca del Río Cam. A unos 5 minutos caminando de donde vivimos está un parque muy lindo, donde hay banquitas para sentarse. Me gusta ir a leer ahí. Y los fines de semana venden helado.

Aunque el otro día me asustó un pato-ganso-cisne, no se que era (ver foto 3) lo que si se es que estaba muy muy grande y me tuve que ir casi casi corriendo por que me seguía, jajaja.

En fin. Un día de estos les llevaré un poco de pan que tengo aquí en casa.
Aquí unas imágenes recientes del parque que les dije y el río Cam.



Lo que también es curioso es el inglés de las personas. Algunos tienen un acento claro y fácil de entender, pero hay otros que por más que repitan las cosas no se entiende nada. Casi siempre irlandeses. Incluso algunos hindués tienen un mejor acento, jeje. Y ya que estamos con gente de otro país, hay mucho oriental aquí. Pero latinos no he visto mucho.

En fin, es un gusto escribirles y será más placentero leer sus comentarios.

Les mando un abrazo desde el país de Mr. Bean.

domingo, 4 de agosto de 2013

Del curso de "Perfeccionamiento" pianístico.

Citando a los Simpson: Hay dos grandes mentiras en ese título.

Hace unas semanas participé en un curso de "perfeccionamiento pianístico". Aquí un breve relato de la vivencia.

Sin entrar en detalles en la falta de organización, el curso fue una pérdida de tiempo.
Se le hizo mucha difusión (ya que antes sólo uno se enteraba por algunos –muy pocos- compañeros músicos) en esta ocasión se compartió la información en Facebook y demás páginas de redes sociales.

Envié mi solicitud y anexé mi video, nadamás por no tener nada qué hacer… cuando dos semanas después me mandan un correo para decirme que se cambió de horario. A lo que respondí que ni si quiera me respondieron de recibida mi solicitud y que ni sabía si participaría. Después me mandaron otro correo (de una persona diferente) diciéndome el curso sería otro día. Mandé correos a ambas personas para preguntar que cuál sería el horario oficial.
Me respondieron que serían sólo dos días de 5 a 9 pm y que sí había sido aceptada.

No sabía si ir o no al curso porque bueno, uno ya conoce la fama de ese señor, que sólo habla por hablar, grosero, maleducado y patán… Hasta mi maestra de piano me dijo “ve con mente de teflón, no dirá nada nuevo, pero te servirá de fogueo”

En lo personal, le tenía miedo a ese señor y pensé que la mejor manera de enfrentar a los miedos es enfrentándolos. Y con esta mentalidad decidí presentarme al curso.

Llegué 10 minutos antes de lo citado y el personaje (la verdad ni poner su nombre vale la pena) llegó 15 minutos después. Al sentarnos, ni saludó ni nada, lo primero ¿quién pasa a tocar? Sin entrar en detalles de los intérpretes, cuando fue mi turno, presenté el primer movimiento de la Sonata Waldstein del compositor alemán Ludwig van Beethoven. No diré que fue mi mejor ejecución, pero tampoco fue la peor. Es una obra que he tenido muy trabajada. Antes de tocar el señor me preguntó que de dónde venía a lo que respondí que de la Escuela Nacional de Música, posteriormente me preguntó con quién había estudiado. Al decirle pude ver cómo le cambió la expresión totalmente, de un Andante con moto a Allegro furioso… (Ya sabía que esos dos maestros no se llevaban bien, que por alguna razón tuvieron problemas ¿quién no tuvo problemas con este hombre?, por Dios)
Al final de mi interpretación lo primero que preguntó fue la edad, cabe mencionar que en NINGÚN curso que he tomado preguntaban la edad, sino que se tocaba el tema de lo musical. 25 años -dije y preguntó que hace cuánto tiempo tocaba piano… (who cares!)

En menos de lo que uno toca un acorde dijo “Pues es un milagro que puedas tocar algo porque a tu edad” (Uuuuyyy ahora resulta que vivimos en una realidad donde sólo los que nacieron tocando pueden tocar sonatas de Beethoven o en general el piano).
Me pidió que empezara y a los 4 compases “no”. El señor nunca se supo expresar con palabras (ni a mi ni a otros) y apenas se levantó de su asiento para dar alguna indicación. Total que me pedía que tocara un pasaje “polifónicamente” es decir, dejando un dedo pegado, que por que según duraba más de lo que tocaba… leí bien la partitura y eso no era cierto. Ahora resultó que el hombre no sabía leer, y me pedía algo que ni estaba escrito y peor aún: incorrecto. Para llevar la fiesta en paz lo hice como pidió y seguí adelante.
Seguí tocando y me dijo "eso suena a matracas, ¿sabes lo que son las matracas? Esas que llevan a las marchas ¡que viva el PRI, que viva el PRI!" Pff. Cosa que también dijo a otro intérprete.
No pasamos de la primera página cuando se acerca, me cierra la partitura sin decirme nada. Me le quedo viendo y dice: Vamos a tomar un descanso de 20 minutos.

Fin del “curso de P-e-r-f-e-c-c-i-o-n-a-m-i-e-n-t-o”.

¿qué cómo me fue? ¿cómo me sentí? 0°, ni frío ni calor, ni bueno ni malo.

Al salir del curso (por cuestiones personales tuve que salir 30 min antes de que terminara) pensé en lo sucedido. Y me dio tristeza ver cómo es que las personas que no tocaban tan bien, o que iban al curso a estudiar, leyendo partitura, sin poder iniciar donde se les indicaba, fallando una y otra vez tuvieran mayor reconocimiento o mayor tiempo de clase que los demás se me hizo una basura. Pero bueno, tomándolo de quién viene llegué a la conclusión de que no valía la pena regresar al día siguiente para sonreír y reírme de sus “bromas” tan sin sentido sólo para quedar bien. No necesito quedar bien. Pensaba que mi ejecución sería la que hablaría por mí. Pero es evidente que si estudiaste con alguien que no le cae bien, que si tienes más edad es tirar el tiempo a la basura porque finalmente esas personas no llegarán lejos como intérpretes. No sabía que el curso era exclusivo para pianistas menores de 20 años (¡jaja!) que tocan desde el vientre materno.

Pero una cosa qué fue realmente irritante fue la hipocresía, que algunos mentían sobre su edad, el tiempo que llevaban estudiando y comentarios como “es que no he estudiado nada, apenas me avisaron” y demás como para tratar de “mostrar” su nivel sin haber estudiado, o sin haberse preparado era superior. La verdad al vivir eso me alegré de haberme alejado de ese tipo de ambiente hace mucho tiempo. Tan lleno de presunción y falsedad.

En fin, ése fue el breve relato de la vivencia “musical”. Al que finalmente entré para que no me digan y no me cuenten cómo es tomar “cursos” con ese señor.

Fin del comunicado, que me sirva mi nota para releerla en un tiempo y volverme a reir de lo sucedido.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Versiones musicales

¿qué tan cierto es que uno se enamora de la primera versión que escucha? Una vez alguien me lo dijo... Y me quedé pensando que uno se puede enamorar de una obra desde la primera vez que la oye. Lo que puedo denominar como "amor a primer oído". Ahora... Algunos dicen que la ignorancia es una bendición... Mientras menos sabe uno de estética musical, de interpretaciones es más fácil que nos guste una obra porqué sí y no por que podamos apreciar la ejecución, los adornos, el estilo adecuado, etc. En mi caso (no se ustedes lectores) no nací sabiendo música. Ni aprendí a apreciarla desde bebé, fue poco a poco que fui aprendiendo historia, estilo, interpretación. Pero eso fue después de que me hubiera enamorado de ella. Se que llega a ser subjetivo el que una obra nos parezca buena o mala... Pero hay un común; por ejemplo los grandes intérpretes de la historia musical. ¿qué es lo que hacen para que su interpretación nos parezca acertada? Digo, hacer música no es sólo tocar las notas. Es además interpretarlas, tratar de traducir lo que nos quiso decir el compositor, transmitir una o varias emociones al escucha. ¿En qué basamos nuestra crítica musical? ¿en nuestra interpretación? ¿Es menos válido un juicio estético de alguien que no ha sido un estudioso del estilo musical que se crítica?
Después de todo, las salas de concierto están llenas de melómanos, de personas que se quedaron a oír por curiosidad. No de críticos o colegas músicos expertos. Bueno, ésas son algunas de mis inquietudes musicales. Ojalá y compartan sus ideas sobre el tema.