domingo, 13 de julio de 2008

Los inmortales (continuacion del Post anterior)

Hasta nosotros sube de los confines del mundo
El anhelo febril de la vida:
Con el lujo la miseria confundida,
Vaho sangre de mil fúnebres festines,
Espasmos de deleite, afanes, espantos,
Manos de criminales, de usureros, de santos,
La humanidad con sus ansias y temores,
A la vez que sus cálidos y pútridos olores,
Transpira santidades y pasiones groseras,
Se devora ella misma y devuelve después lo tragado,
Incuba nobles artes y bélicas quimeras,
Y adorna de ilusión la casa en llamas del pecado;
Se retuerce y consume y degrada
En los goces de feria en su mundo infantil,
A todos les resurge radiante y renovada,
Y al final se les trueca en polvo vil
Nosotros, en cambio, vivimos las frías
Mansiones del éter cuajado de mil claridades,
Sin horas, ni días,
Ni sexos, ni edades.
Y vuestros pecados y vuestras pasiones,
Y hasta vuestros crímenes nos son distracciones,
Igual que el desfile de tantas estrellas
Por el firmamento.
Infinito y único es para nosotros el menor momento.
Viendo silenciosos vuestras pobres vidas inquietas,
Mirando en silencio girar los planetas,
Gozamos del gélido invierno espacial.
Al dragón celeste nos une amistad perdurable;
Es nuestra existencia serena, inmutable,
Nuestra eterna risa, eterna y astral.

A mi manera de entender es que vivimos en general enfrentando la vida a través de nuestros miedos, procurando con afán condicionar nuestra conducta a los valores y virtudes que enaltecemos, pero incapaces de conciliarlos con nuestros más perversos pensamientos. Y cedemos a la naturaleza del Lobo por temor a perder la vida en el intento.

Esos pensamientos de odio y destrucciòn y muerte que cruzan por nuestra mente contra el otro o la otra, y las apartamos con la misma velocidad con que llegan Es odio reprimido. Es el lobo, al que no podemos dar rienda suelta.

El texto puede ser percibido como una infracción, una ofensa a lo más sublime y auténtico. El punto de partida del inicio del viaje "hacia la otra razón" se encuentra allí, en esa línea, que se revela tenue, como la "capa de realidad" que percibía Harry al entrar al teatro. Aquí entonces observamos el rasgo romántico del viaje hacia la "otra razón".

Lo sublime y auténtico termina cuando empieza la frase “Nosotros, en cambio, vivimos las frías Mansiones del éter cuajado de mil claridades” al empezar a hablar de nosotros de una manera mas carnal, es cuando viene esa realidad, esa otra razón, trágica y contradictoria.

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